¨Si enseñamos a los niños a aceptar la diversidad como algo normal, no será necesario hablar de inclusión sino de convivencia ¨ -
Para
empezar, creemos que para llevar a cabo una escuela inclusiva, lo primero que
el profesor tiene que hacer es saber adaptarse a las diferentes realidades que
puedan presentarse dentro del aula; y buscar las estrategias más adecuadas,
para que todo el alumnado aprenda que el primer beneficiado es él. La educación
inclusiva y aprendizaje cooperativo son dos conceptos distintos pero
estrechamente relacionados: las aulas inclusivas requieren una estructura
cooperativa de la actividad, recalcando la
importancia de la interacción profesorado-alumnado y de la interacción
alumno-alumno así como educar los valores relacionados con la educación. Por
ello, es necesario hacer efectivos los derechos a la educación para todas las
personas, especialmente para aquellos vulnerables o en situación de
discriminación (UNESCO, 1995).
Además, hay que tener en cuenta la importancia que tiene para que se
produzca la inclusión, el fomentar una pedagogía que se centre en los niños y
niñas y que esté basada en la cooperación entre los docentes a la hora de
enseñar, así como es necesaria la cooperación entre los alumnos a la hora de
aprender, ya que es algo fundamental para el desarrollo de algunas competencias
básicas como expresarse, argumentar, debatir, respetar opiniones, o interpretar
pensamientos. Debido a esto, es necesaria la existencia de una estructura de
trabajo cooperativa en el aula, destacando como
métodos de trabajo más participativos los proyectos, seminarios,
talleres, grupos de trabajo, etc., donde el conocimiento se va a construir de
manera cooperativa. También creemos necesario ofrecer oportunidades para
trabajar juntos y para participar en el mayor número de experiencias posibles,
para que estas competencias puedan desarrollarse de forma adecuada.
Otra estrategia importante es la de que el profesor aprenda mientras
enseña a los alumnos, creando así un clima de cooperación entre ambos. Es fundamental para ello adoptar otras estrategias
como abandonar la “lógica de la homogeneidad”, que está tan de moda hoy en día,
en la cual se agrupa a los alumnos realizando composiciones homogéneas, y con
la que se impide de forma sistemática que muchos alumnos adquieran una serie de
valores, habilidades y actitudes, aunque en muchas ocasiones no nos demos
cuenta. Por esto, tenemos que avanzar de ésta, a una ¨lógica de la
heterogeneidad¨, que plantea dar la oportunidad de llevar a cabo tantas
experiencias como sea posible, tanto en la escuela como en otras instituciones
educativas, de llevar a cabo experiencias basadas en esta heterogeneidad y que de esta manera los alumnos sean capaces
de funcionar eficazmente en entornos comunitarios heterogéneos postescolares,
domésticos, recreativos y laborales (Brown, 1987).
Es importante estar dispuestos a cambiar nuestras prácticas pedagógicas,
para que cada vez sean menos segregadoras y más humanizantes. Por lo que es
necesario que tanto la mentalidad del profesorado cambie, como que aparezcan
políticas y prácticas pedagógicas inclusivas (AINSCOW, 2004), donde todas las personas puedan ‘aprender a
aprender’.
Existen diferentes modelos de inclusión que se basan en la no
discriminación y un fracaso escolar acentuado, destacando entre ellos el aula
transitoria; el aula temporal cuyo
objetivo es el de superar el aprendizaje de la lengua vehicular; el refuerzo
lingüístico y curricular para apoyar y ayudar al alumno en diferentes modelos
ya sea dentro del aula o en otros espacios habilitados para el mismo fin y la
inmersión lingüística, modelo muy criticado y cuestionado ya que se basa en el
aislamiento del alumno.
Hay que destacar a cada comunidad autónoma, ya que cada una de ellas
cuenta con sus propios programas de inclusión como por ejemplo las aulas de
enlace en la comunidad de Madrid. Es muy importante en este sentido la existencia de materiales como el
Index for Inclusión. Éste se define como un conjunto de materiales diseñados
para apoyar a los centros educativos en el proceso de avance hacia escuelas
inclusivas, teniendo en cuenta los puntos de vista del equipo docente, de los
miembros del consejo escolar, del alumnado, de las familias y de otros miembros
de la comunidad. Éste anima al equipo docente a compartir y construir nuevas
propuestas educativas sobre la base de sus conocimientos previos en relación con
lo que dificulta el aprendizaje y la participación en su centro. Y al mismo
tiempo, les ayuda a realizar un análisis exhaustivo de las posibilidades para
mejorar el aprendizaje y la participación de todo su alumnado.
Algunos aspectos de los materiales pueden
usarse como base del trabajo con grupos de docentes, o con miembros de los
consejos escolares, con el objetivo de crear conciencia sobre la educación
inclusiva y de forma que posteriormente pueda llegarse a un mayor compromiso
con estos materiales. Del mismo modo, el Index puede ser utilizado para
estructurar investigaciones individuales o grupales de los centros educativos.
Sabiendo esto, creemos conveniente recalcar que lo fundamental es que se
produzca un cambio cultural para que sea el sistema educativo lo que realmente
cambien la manera de llevar a cabo la educación en nuestra sociedad. Para ello,
es imprescindible que los responsables de las políticas educativas, el
profesorado y los investigadores contraigan el compromiso moral de orientar el
conjunto de la educación hacia la equidad (AINSCOW, M. 2010).
El principio educativo en el que tenemos que
centrarnos es el de que las escuelas deben acoger a todos los niños
independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, etc; por eso no
debemos ligar las dificultades de aprendizaje a las personas, sino al
curriculum. Nosotros como docentes, debemos educar teniendo en cuenta las
peculiaridades de cada alumno y buscar metodologías que nos permitan dar
respuesta a esas peculiaridades. Y es que, esta tarea se nos hace muy difícil
al observar las contradicciones que existen en las leyes respecto a la educación,
cuando algunas hacen referencia a la escuela para todos mientras que a su vez
existen colegios de educación especial; cuando hacen referencia a un curriculum
diverso para todos y a su vez se habla de adaptaciones curriculares…
Con todos estos ejemplos lo que queremos dar a conocer es que las
políticas tienen que ser compatibles con las prácticas educativas inclusivas, y
como podemos ver hoy en día esto no se lleva a cabo.Para que un centro educativo posea una visión inclusiva, lo que debemos
hacer primeramente es concienciar a toda la sociedad, no solo al ámbito
educativo, de la necesidad de la un sistema inclusivo.
Debemos hacer que todo el mundo sepa que el colegio ideal, es aquel en
el que las clases están formadas por personas diferentes, en el que todas ellas
pueden participar, convivir y aprender juntas y para ello, cuentan con un
profesor que busca las mejores estrategias didácticas para cada uno de ellos, y
todo ello gracias a un curriculum donde nadie se siente fuera de lugar.
Además, es tarea de todos los ciudadanos difundir la importancia del proceso de inclusión, para que todos
sepamos que si aprendemos a vivir con las diferencias de las personas, esto nos
llevará a recibir nuevas oportunidades en nuestra convivencia. Por eso es tan
iportante la educación en valores, para que en un futuro creemos entre todos
una ciudadanía responsable y donde todos aprendamos de todos, con nuestras
diferencias y similitudes.
La educación inclusiva debe garantizar una educación de calidad. Por
ello, debemos intentar lograr una escuela inclusiva sin dejar de lado la
calidad de la educación, consiguiendo de esta manera un equilibrio entre ambas.
Se entiende como un proceso en el que hay que aprender a vivir con las
diferencias de las personas y la necesidad de adaptación a una cultura
hegemónica. Por eso nos parece más justo, democrático y humano hablar de
oportunidades equivalentes, ya que para garantizar un sistema educativo de
calidad es que todo el alumnado obtenga el máximo de sus posibilidades.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta para hacer la escuela más
participativa, es la necesidad de eliminar las barreras políticas, culturales y
didácticas que limitan ese aprendizaje, participación y convivencia. Teniendo
esto en mente, El IndexForInclusion (BOOTH y AINSCOW, 2002), es una buena forma
de evitar estas barreras al contar con el punto de vista tanto del profesorado,
como del alumnado y de las familias. Para crear una escuela inclusiva el primer
paso es que el profesorado conozca y comprenda esas barreras para que puedan
ser eliminadas posteriormente.
Por ello, es necesario desarrollar políticas que apoyen las prácticas educativas inclusivas para fomentar de esta forma la construcción de la escuela inclusiva. A parte de esto, es necesario eliminar otra de las barrearas fundamentales que impiden la inclusión, como es la creencia generalizada de que existen dos tipos diferentes de alumnos, el ‘normal’ y el ‘especial’se tiene el convencimiento de que éste último requiere modos y estrategias diferentes de enseñanza, de ahí que se hayan desarrollado distintas prácticas educativas desde la exclusión hasta la inclusión, pasando por la segregación y la integración. Las escuelas inclusivas se basan en la participación del docente como aquel que convierte el aula en un ambiente agradable para trabajar, en el que todos los alumnos sean los protagonistas a la hora de llevar a cabo un aprendizaje cooperativo y autónomo a la vez. Por no mencionar la importancia de las familias, y la bidireccionalidad en su relación con la escuela.
Por ello, es necesario desarrollar políticas que apoyen las prácticas educativas inclusivas para fomentar de esta forma la construcción de la escuela inclusiva. A parte de esto, es necesario eliminar otra de las barrearas fundamentales que impiden la inclusión, como es la creencia generalizada de que existen dos tipos diferentes de alumnos, el ‘normal’ y el ‘especial’se tiene el convencimiento de que éste último requiere modos y estrategias diferentes de enseñanza, de ahí que se hayan desarrollado distintas prácticas educativas desde la exclusión hasta la inclusión, pasando por la segregación y la integración. Las escuelas inclusivas se basan en la participación del docente como aquel que convierte el aula en un ambiente agradable para trabajar, en el que todos los alumnos sean los protagonistas a la hora de llevar a cabo un aprendizaje cooperativo y autónomo a la vez. Por no mencionar la importancia de las familias, y la bidireccionalidad en su relación con la escuela.
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