lunes, 24 de abril de 2017

REFLEXIÓN FINAL : PATRICIA MARTÍN POZAS



¨ Es tiempo de creer, de vencer y de soñar que tiene que llover a cántaros¨


La educación inclusiva es una de las preocupaciones más importantes de las políticas educativas. Desde hace ya tiempo, los sistemas educativos se enfrentan al reto de ofrecer una educación completa y de calidad, y a encontrar una manera de prestar una mejor atención educativa y de responder a las necesidades de todos sin importar su condición. La necesidad de cambios en la educación nos ha ido llevando poco a poco a lo que hoy entendemos como educación inclusiva. Sin embargo, esta educación inclusiva¨ sigue siendo un término confuso en muchos países. En nuestro país aún nos encontramos con medidas de atención a la diversidad insuficientes, y aún hay mucho camino por recorrer para desarrollar y consolidar lo que hasta ahora hemos conseguido en este ámbito y todo lo que aún tenemos que conseguir. (Casanova, 2011).

No tiene nada que ver con la educación especial sino con la educación en general. La educación inclusiva es un proceso para aprender a vivir con las diferencias de las personas, es decir, es un proceso de humanización y supone respeto, participación y convivencia. No se trata de cambiar las personas, sino de cambiar los sistemas. El compromiso ético de la educación inclusiva es saber cuáles son las barreras que existen y que limitan la inclusión y el aprendizaje, y de ésta manera conocer cuáles son las ayudas para reconducir la inclusión y que contribuyen a que el alumnado esté incluido educativa y socialmente.

Para el desarrollo de prácticas inclusivas y la eliminación de barreras, una de las herramientas  más importantes es el Index for Inclusion que permite identificarlas, mediante un proceso de aprendizaje y participación social orientado a la reflexión y la acción conjunta. Las prioridades de acción así construidas se transforman en un plan de mejora del centro (Ainscow y Booth, 2002). Es necesario que los sistemas educativos cuenten con estrategias, como apoyo para dar respuesta a la diversidad de tal manera que se adapte a las diferentes necesidades de los estudiantes. Una herramienta que ha ayudado a sentar las bases teóricas y prácticas para mejorar la inclusión educativa, es el Index for Inclusion, que propone un procedimiento para la creación y autoevalución de las tres dimensiones básicas de una educación inclusiva: la creación de culturas inclusivas, la elaboración de políticas inclusivas y el desarrollo de prácticas inclusivas.

De esta manera, la cultura junto con sus principios y valores, sirven como guía a la hora de actuar y de tomar decisiones que se van a ir transmitiendo de unos a otros. Por ello, hay que establecer el objetivo de crear una comunidad educativa colaboradora, acogedora, segura y cooperativa. Es necesario el desarrollo de políticas específicas que apoyen y defiendan prácticas y actividades cuyo objetivo esté dirigido a atender a la diversidad del alumnado. Dichas prácticas, han de reflejar el carácter inclusivo de la cultura y la política, de forma que las actividades del centro educativo fomenten un aprendizaje participativo y activo de todo el alumnado (Booth, T. & Ainscow, M. , 2002).

Tenemos que tener en cuenta, la importancia que tiene que los modelos de intervención didáctica para la atención a la diversidad, estén basados en el principio de inclusividad y de flexibilidad, para adecuar la educación a la diversidad de aptitudes, intereses, expectativas y necesidades del alumnado, y que de esta manera consigamos que la educación sea cada día un poco más inclusiva que el anterior, y podamos llegar a construir un orden social que prevenga la exclusión, y que conciencie de esta manera no sólo a la comunidad educativa sino a la sociedad en general. En esta línea, tenemos que tener en cuenta que la inclusión es un proceso que requiere una transformación, innovación y mejora de los centros educativos, y que es necesario que se desarrollen métodos diversos donde se promueva un aprendizaje significativo, activo y cooperativo, mediante pedagogías que se ajusten a la diversidad (Escudero, 2005) y que impliquen una mayor atención hacia la participación y el bienestar de los estudiantes. En este sentido, es muy importante que se promuevan las relaciones satisfactorias entre iguales, que fomenten el bienestar tanto social como emocional de todos los alumnos.

Para poder desarrollar este proceso inclusivo, el currículum tiene que romper con el molde anterior y con las adaptaciones curriculares, ya que considero que se está ofreciendo al alumnado una educación de menor calidad, en la que se está renunciando a las expectativas de aprendizaje y de resultados y se están eliminando contenidos y objetivos, sin haber llevado a cabo el enriquecimiento completo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ello, se llega a la conclusión de que las adaptaciones curriculares no son la solución y no sólo no han resuelto el problema, ya que si nos paramos a analizarlo solo están generando más barreras. (Ainscow, M. 2004).

Tiene que ser un currículum que no produzca desigualdades, ni educación de segundo orden o de baja calidad, un currículum que, profundizando en las diferencias del alumnado, elimine las desigualdades, y desarrolle la justicia escolar ofreciendo prácticas educativas simultáneas y divergentes (currículum diversificado: aprender lo mismo pero con experiencias diferentes). Este modo de interpretar el currículum evitará el fundamentalismo curricular, es decir la imposición de un currículum idéntico para todo el alumnado, ya que considero que la cognición depende de la cultura (Vigotsky,1995) por lo que todas las presonas están capacitadas a para aprender. Lo único que se necesita es una educación adecuada, la cual se consigue convirtiendo las aulas en comunidades democráticas de aprendizaje transformando las dificultades en posibilidades (Freire,1993).

Uno de los mejores métodos, es el método de proyectos de investigación del proyecto roma, que reúne las condiciones necesarias para desarrollar esta educación inclusiva, ya que se centra en la construcción social del conocimiento (Melero, 2004). La metodología del mismo favorece el aprendizaje de forma autónoma, a través de la toma de decisiones y el desarrollo de estrategias para aprender a aprender como planteamiento de situaciones problemáticas, el trabajo cooperativo en grupos heterogéneos… Se busca el desarrollo del proceso lógico de los niños más que el resultado.

Es fundamental tener una visión de educación mucho más amplia, y ver que educación es un derecho humano elemental, por lo que otra estrategia fundamental para llevar a cabo esta inclusión es que se impliquen todos los sectores educativos. A parte de esto, y dada su importancia como guía en el proceso de enseñanza-aprendizaje, es necesario realizar una buena formación del profesorado, para fomentar la participación y la inclusión de los alumnos con mayores dificultades en las aulas y en las actividades ordinarias (Toboso y Otros, 2012) y para que de esta manera el profesor sepa adaptarse a las diferentes realidades y situaciones que se puedan presentar en el aula y buscar las estrategias más adecuadas.

A parte de esto, es necesario desarrollar pedagogías centradas en el alumno y no en el profesor, y la cual esté caracterizada por la cooperación entre los docentes y entre los alumnos para desarrollar competencias básicas. Teniendo esto en cuenta, y como algo fundamental para ese desarrollo, es necesario que exista una estructura de trabajo cooperativa en el aula, en la cual se ofrezcan oportunidades de trabajar en equipo y de participar en el mayor número de experiencias posible, para que puedan desarrollarse de forma adecuada. Otra estrategia importante es que el profesor aprenda mientras enseña, promoviendo un  clima de cooperación entre ambos. Es imprescindible para ello adoptar estrategias como abandonar la ¨lógica de la homogeneidad¨ y con la que se impide que los estudiantes desarrollen valores, habilidades y aptitudes, avanzando a una ¨lógica de la heterogeneidad¨ que promueve vivenciar el máximo número de experiencias posibles y que los alumnos sean capaces de esta manera de desarrollarse y trabajar en distintos ambientes comunitarios heterogéneos (Brown, 1987).

Potenciar el trabajo mediante grupos interactivos de aprendizaje en los cuales se fomente y ayude al desarrollo de aquellos que se encuentren en desventaja mediante la ayuda y la participación de quienes quieran colaborar con el centro educativo y de esta manera transformar las dificultades en posibilidades (Freire, 1997), es otra de las estrategias imprescindibles para ello, por lo que es necesario promover también la implicación de las familias en el proceso de la enseñanza y en el proceso de desarrollo de los niños.

Personalmente considero que es importante conocer los diferentes modelos de inclusión basados en la no discriminación en los que destacan el aula transitoria y el aula temporal, cuyo objetivo es apoyar y ayudar al alumno, o las aulas de enlace que se encuentran integradas en el Programa de Escuelas de Bienvenida en las cuales pretender incorporar al alumnado extranjero al sistema educativo para asegurar su éxito escolar, adaptación social y el desarrollo de sus habilidades sociales.

Es imprescindible que se realice una educación en valores, para poder formar ciudadanos responsables y respetuosos. Para ello, es importante que los responsables de las políticas educativas y los docentes, se comprometan moralmente a orientar la educación hacia la equidad (Ainscow, 2010), aunque está claro que primeramente es necesario que las políticas sean compatibles con las políticas educativas inclusivas, algo que aún no ha sucedido hoy en día. A parte de esto, tenemos que tener en cuenta que la educación inclusiva tiene que garantizar una educación de calidad. Por ello, debemos intentar lograr una escuela inclusiva, sin dejar de lado la calidad de la misma.

Para finalizar, considero que la escuela inclusiva tiene que ser un lugar en el que todos sus miembros puedan sentirse como uno más, la cual se encuentre caracterizada por el sentimiento de pertenencia, de aceptación y donde todos se encuentren valorados, y donde maestros y alumnos vean la diversidad como una oportunidad de aprender algo nuevo y de enriquecerse, y que es algo que podemos llegar a conseguir si lo hacemos entre todos, ya que los pequeños pasos, pueden conllevar grandes logros.



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