A la hora de hablar de Educación
Inclusiva, es necesario conocer previamente su historia para ser conscientes de
que hasta hace realmente poco, había instaurada una ideología muy
diferente respecto a las oportunidades
que podían o no tener las personas con algún tipo de discapacidad. Por tanto, para comenzar a hacer una reflexión final de todo lo visto a lo largo del
curso, es necesario que nos remontemos al inicio de la historia de la Educación
Inclusiva, el cual no es tan lejano como
parece.
Cabe
destacar que, antiguamente, a los niños que padecían diversidad funcional (término que debemos emplear hoy en día) se les solía esconder y apartar de los demás, porque
había un pensamiento generalizado de que eran un peligro para la sociedad y
eran rechazados socialmente porque no eran “normales”. Por tanto, no recibían educación ya que se pensaba que no eran válidos y
estuvieron infravalorados durante mucho
tiempo. Además, solían sufrir burlas y
desprecios constantes y no tenían apenas derechos gracias a las políticas
impartidas entonces.
No es hasta los años 70 cuando se atisba un cambio, ya
que se produce un avance, tanto en el ámbito médico como educativo, debido al
desarrollo de nuevas estrategias y metodologías, donde destaca María Montessori
entre otros. Sin embargo, este cambio se enfoca más hacia la integración que
hacia la inclusión.
Posteriormente, poco a poco se llega a lo que conocemos
como inclusión educativa, aunque hoy en día aún no se ha conseguido en su
totalidad, por diversos factores que mencionaré más adelante.
Esto
da pie a que la sociedad tenga una visión más positiva sobre la capacidad de
aprendizaje y desarrollo de las personas deficientes y aparecen varios principios
fundamentales, que sustentan la idea de inclusión: el principio de
normalización (todos los niños, tengan o no NEE, tienen derecho a recibir una
educación), el principio de integración
(todos los alumnos deben formar parte de un mismo grupo), el principio de
sectorización (un niño tiene que ser escolarizado en su entorno más próximo) y
el principio de individualización (la educación debe ser capaz de darle a cada
niño lo que necesita).
Por otro lado, hubo un personaje fundamental en el
proceso para llegar a la inclusión. Éste es Itard (1774-1838) al que se considera
el padre de la Educación Especial debido a su visión de la educación, en la que
considera fundamental al entorno social para el desarrollo de las personas.
Sin embargo, no todo ha
sido fácil en el camino hacia la inclusión ya que al igual que se produjeron numerosos
avances, también lo hicieron diversos retrocesos a lo largo de la historia de
la Educación Especial.
A continuación, lo primero que debemos
hacer es saber realmente en que consiste una Educación Inclusiva, para poder obtener resultados eficaces para
todos los miembros que forman parte del ámbito educativo, y de la sociedad en
general.
Para mí, y bajo mi punto de vista, lo que pretende la
inclusión es que nos demos cuenta de que todos somos diferentes, aunque iguales
en derechos, y que esto tiene la ventaja de que gracias a estas diferencias, podemos
aprender de los demás, y enriquecernos con las capacidades y cualidades del
resto de compañeros. Además, este
sistema de enseñanza-aprendizaje se caracteriza por ensalzar de manera positiva
los puntos fuertes del sujeto, por lo que los alumnos realmente se ven
motivados y llegan a desarrollar grandes capacidades.
Por tanto, veo la inclusión como un valor que tiene
que transmitir la sociedad, por medio de la escuela, para declarar que la
educación debe ser adaptada a las necesidades individuales de cada alumno, y no
ser el alumno quien se adapte al sistema.
El objetivo de llevar a cabo la inclusión es que todo
el alumnado se sienta parte de un mismo conjunto, sin importar realmente las
destrezas o puntos débiles de los demás, ya que cada uno de ellos recibirá
aquello que necesite y siempre dentro de un mismo espacio y tiempo.
Una vez explicado esto, creo conveniente destacar la
diferencia que existe con el término de integración, ya que pueden resultar semejantes,
y esto puede llevar a error. La primera diferencia es que desde el punto de
vista de la integración, los alumnos que poseen dificultades en el aprendizaje
no son atendidos en el mismo aula al igual que el resto de sus compañeros, sino
que deben salir fuera para ser atendidos por diversos profesionales: Además, lo
que tiene en cuenta a la hora de llevar a cabo las prácticas educativas, son los
problemas y dificultades de los niños, en vez de valorar sus puntos fuertes y
destrezas.
Todo este proceso, el cual es progresivo, implica un sistema educativo de calidad, que contribuye al desarrollo integral de
todos los alumnos, por medio del trabajo coordinado de todos y de la práctica educativa, mediante la búsqueda
de soluciones a los problemas. Por ello,
creo que trabajar por y para la inclusión, es algo que debemos enseñar a
nuestros alumnos para que a su vez esto permita avanzar en nuestra sociedad.
Sin embargo, ¿por qué aún hoy en día no
podemos decir que hemos logrado una plena educación inclusiva? Esto se debe a
diferentes barreras que imposibilitan llegar al avance que tanto ansiamos. La
principal de ellas es la inestabilidad de las políticas, ya que existe una gran
variedad de contradicciones en cuanto a leyes se refiere.
Otra
de las barreras es la mentalidad de la sociedad de hoy en día. Creo que es
necesario un cambio inminente; tenemos que dejar de ver lo diferente como
extraño e inferior a nosotros. La sociedad debe empezar a ofrecer las mismas oportunidades
tanto a aquellas personas sin dificultades como a aquellas que presentan
alguna. Por ello, creo conveniente y necesario educar a los alumnos desde sus
primeros años, desde este punto de vista, para que en el futuro tengan estos
valores ya arraigados.
Además, es necesario
renovar nuestro sistema educativo en diferentes aspectos. En primer lugar, es
fundamental disponer de un currículum más flexible, que
favorezca el desarrollo de diferentes
disciplinas y metodologías educativas, basadas en el principio de equidad, con
el fin de suplir y adaptarse a las necesidades específicas del alumnado,
dándole en cada momento lo que necesita dependiendo de sus diferentes intereses
y habilidades. Por tanto, debe dejar de ser un mero documento en el que solo se
muestren los objetivos a aprender y empezar a mostrarse más abierto y en
constante cambio.
Por otro lado, también es necesario incluir en el aula nuevas estrategias
y metodologías, basadas en el aprendizaje cooperativo, para que se
fomenten y trabajen así las relaciones sociales. Esta forma interactiva de
aprender, aporta a todos los alumnos las herramientas y valores que les serán
necesarios para enfrentarse a la realidad.
Algunas de las estrategias que podemos llevar a cabo, son
las siguientes: la personalización de la enseñanza (hace referencia a la
adecuación de lo que enseñamos, y cómo lo enseñamos, a las características
personales de los alumnos); la autonomía de los alumnos (cuanto mayor número de
alumnos autónomos tengamos más tiempo podremos dedicar a aquellos que requieran
o precisen más de nuestra ayuda, es decir, los menos autónomos); y por último,
la estructuración cooperativa del aprendizaje (estructurar la clase, de manera
que el profesor no sea el único que dirija la clase, sino que también los
alumnos mediante el trabajo cooperativo se enseñen unos a otros mutuamente).
En relación a esto, cabe
destacar el Index for Inclusion, que es una herramienta que cuenta con
numerosos recursos materiales que facilitan el desarrollo de la escuela
inclusiva en los centros educativos. Este material lo que hace es motivar a los
docentes a la hora de crear nuevas iniciativas de trabajo y compartirlas con
los demás, de tal forma que puedan valorar y observar las grandes posibilidades
que pueden existir para conseguir una inclusión educativa. Este proceso se
divide en cinco etapas que se han de seguir por los diferentes miembros del
equipo docente, una vez realizadas estas, se volverían a repetir para poder así
corregir los posibles errores y aspectos a mejorar que se puedan dar.
Por ello, considero que la formación del
docente es imprescindible, y nos permite evolucionar como personas, y
adaptarnos no solo a las necesidades e intereses del alumnado, sino a las
exigencias del mundo en que vivimos. Por ello, es conveniente contar con
profesores correctamente formados, que sepan llevar a cabo prácticas
verdaderamente inclusivas y que corrijan desde el principio, la mala costumbre
de ver las diferencias como algo malo.
Otro de los aspectos fundamentales para
que se lleve a cabo la inclusión es la familia. Ésta juega un rol muy
importante en la educación de sus hijos, por lo que debe predominar una buena
comunicación y entendimiento entre la familia y la escuela. Es importante una
atención temprana correcta y se debe actuar desde los primeros indicios que
tengamos sobre algún tipo de problema para ponernos en contacto con los
especialistas correspondientes. Nosotros, como docentes, tenemos el deber
de mantener un constante contacto con
las familias, sirviéndoles de ayuda y orientación en todo aquello que sea
posible.
Todos estos cambios deben afectar al entorno
más cercano del niño, que en este caso es el centro. En él, todos los integrantes de la comunidad
educativa deben generar un ambiente adecuado, en el que los niños se sientan
queridos y pertenecientes al grupo, ambas condiciones imprescindibles para que
se produzcan aprendizajes significativos.
Por último, quisiera destacar algunos modelos de
aprendizaje que considero muy útiles
para llevar a cabo en los centros educativos, para conseguir crear una escuela
inclusiva y de calidad. Por ejemplo el
Programa Roma, que se centra en una metodología basada en los agrupamientos,
donde se trabaja por proyectos de investigación y que está centrado en el
alumno como persona dentro de un grupo social. Este programa se puso en
marcha con personas con síndrome de Down y se obtuvieron muy buenos resultados
ya que busca cambiar el pensamiento de la sociedad, valorando a cada sujeto
como personas con derechos de igualdad de oportunidades y valores. Otro de
ellos que me ha llamado mucho la atención ha sido, el Programa MUS-E, basado en el fomento de
las artes plásticas, escénicas y musicales. Este programa basa sus principios
en la integración de dichas artes dentro de la escuela, fomentando la
creatividad, la tolerancia y el respeto por todas las personas del centro.
Como conclusión, quisiera
terminar diciendo que bajo mi punto de vista una escuela inclusiva sí es
posible, si contamos con el suficiente interés y los suficientes medios. Sin
embargo, creo que la sociedad carece de la suficiente información y conocimiento
acerca del tema de la inclusión. Para ello, es necesario concienciar a la
sociedad de la situación que se está viviendo, para que entre todos podamos
buscar soluciones y recursos que nos lleven a este modelo de educación tan beneficios
para las futuras generaciones.
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