lunes, 24 de abril de 2017

REFLEXIÓN FINAL MAGACEDA LÓPEZ

A la hora de hablar de Educación Inclusiva, es necesario conocer previamente su historia para ser conscientes de que hasta hace realmente poco, había instaurada una ideología muy diferente  respecto a las oportunidades que podían o no tener las personas con algún tipo de discapacidad.  Por tanto, para comenzar a hacer una reflexión final de todo lo visto a lo largo del curso, es necesario que nos remontemos al inicio de la historia de la Educación Inclusiva, el cual  no es tan lejano como parece. 

Cabe destacar que, antiguamente, a los niños que padecían diversidad funcional  (término que debemos emplear  hoy en día)  se les solía esconder y apartar de los demás, porque había un pensamiento generalizado de que eran un peligro para la sociedad y eran rechazados socialmente porque no eran “normales”. Por tanto,  no recibían educación  ya que se pensaba que no eran válidos y estuvieron  infravalorados durante mucho tiempo. Además, solían  sufrir burlas y desprecios constantes y no tenían apenas derechos gracias a las políticas impartidas entonces.

No es hasta los años 70 cuando se atisba un cambio, ya que se produce un avance, tanto en el ámbito médico como educativo, debido al desarrollo de nuevas estrategias y metodologías, donde destaca María Montessori entre otros. Sin embargo, este cambio se enfoca más hacia la integración que hacia la inclusión.

Posteriormente, poco a poco se llega a lo que conocemos como inclusión educativa, aunque hoy en día aún no se ha conseguido en su totalidad, por diversos factores que mencionaré más adelante.

Esto da pie a que la sociedad tenga una visión más positiva sobre la capacidad de aprendizaje y desarrollo de las personas deficientes y aparecen varios principios fundamentales, que sustentan la idea de inclusión: el principio de normalización (todos los niños, tengan o no NEE, tienen derecho a recibir una educación), el principio de  integración (todos los alumnos deben formar parte de un mismo grupo), el principio de sectorización (un niño tiene que ser escolarizado en su entorno más próximo) y el principio de individualización (la educación debe ser capaz de darle a cada niño lo que necesita).

Por otro lado, hubo un personaje fundamental en el proceso para llegar a la inclusión. Éste es Itard (1774-1838) al que se considera el padre de la Educación Especial debido a su visión de la educación, en la que considera fundamental al entorno social para el desarrollo de las personas.

Sin embargo, no todo ha sido fácil en el camino hacia la inclusión ya que al igual que se produjeron numerosos avances, también lo hicieron diversos retrocesos a lo largo de la historia de la Educación Especial.

A continuación, lo primero que debemos hacer es saber realmente en que consiste una Educación Inclusiva,  para poder obtener resultados eficaces para todos los miembros que forman parte del ámbito educativo, y de la sociedad en general.

Para mí, y bajo mi punto de vista, lo que pretende la inclusión es que nos demos cuenta de que todos somos diferentes, aunque iguales en derechos, y que esto tiene la ventaja de que gracias a estas diferencias, podemos aprender de los demás, y enriquecernos con las capacidades y cualidades del resto de compañeros.  Además, este sistema de enseñanza-aprendizaje se caracteriza por ensalzar de manera positiva los puntos fuertes del sujeto, por lo que los alumnos realmente se ven motivados y llegan a desarrollar grandes capacidades.

Por tanto, veo la inclusión como un valor que tiene que transmitir la sociedad, por medio de la escuela, para declarar que la educación debe ser adaptada a las necesidades individuales de cada alumno, y no ser el alumno quien se adapte al sistema.

El objetivo de llevar a cabo la inclusión es que todo el alumnado se sienta parte de un mismo conjunto, sin importar realmente las destrezas o puntos débiles de los demás, ya que cada uno de ellos recibirá aquello que necesite y siempre dentro de un mismo  espacio y tiempo.

Una vez explicado esto, creo conveniente destacar la diferencia que existe con el término de integración, ya que pueden resultar semejantes, y esto puede llevar a error. La primera diferencia es que desde el punto de vista de la integración, los alumnos que poseen dificultades en el aprendizaje no son atendidos en el mismo aula al igual que el resto de sus compañeros, sino que deben salir fuera para ser atendidos por diversos profesionales: Además, lo que tiene en cuenta a la hora de llevar a cabo las prácticas educativas, son los problemas y dificultades de los niños, en vez de valorar sus puntos fuertes y destrezas.

Todo este proceso, el cual es progresivo,  implica un sistema educativo de calidad, que contribuye al desarrollo integral de todos los alumnos, por medio del trabajo coordinado de todos y  de la práctica educativa, mediante la búsqueda de soluciones a los problemas.  Por ello, creo que trabajar por y para la inclusión, es algo que debemos enseñar a nuestros alumnos para que a su vez esto permita avanzar en nuestra sociedad.

Sin embargo, ¿por qué aún hoy en día no podemos decir que hemos logrado una plena educación inclusiva? Esto se debe a diferentes barreras que imposibilitan llegar al avance que tanto ansiamos. La principal de ellas es la inestabilidad de las políticas, ya que existe una gran variedad de contradicciones en cuanto a leyes se refiere.

Otra de las barreras es la mentalidad de la sociedad de hoy en día. Creo que es necesario un cambio inminente; tenemos que dejar de ver lo diferente como extraño e inferior a nosotros. La sociedad debe empezar a ofrecer las mismas oportunidades tanto a aquellas personas sin dificultades como a aquellas que presentan alguna. Por ello, creo conveniente y necesario educar a los alumnos desde sus primeros años, desde este punto de vista, para que en el futuro tengan estos valores ya arraigados.

Además, es necesario renovar nuestro sistema educativo en diferentes aspectos. En primer lugar, es fundamental disponer de un currículum más flexible, que favorezca  el desarrollo de diferentes disciplinas y metodologías educativas, basadas en el principio de equidad, con el fin de suplir y adaptarse a las necesidades específicas del alumnado, dándole en cada momento lo que necesita dependiendo de sus diferentes intereses y habilidades. Por tanto, debe dejar de ser un mero documento en el que solo se muestren los objetivos a aprender y empezar a mostrarse más abierto y en constante cambio.

Por otro lado, también es  necesario incluir en el aula nuevas estrategias y metodologías, basadas en el aprendizaje cooperativo, para que se fomenten y trabajen así las relaciones sociales. Esta forma interactiva de aprender, aporta a todos los alumnos las herramientas y valores que les serán necesarios para enfrentarse a la realidad.
Algunas de las estrategias que podemos llevar a cabo, son las siguientes: la personalización de la enseñanza (hace referencia a la adecuación de lo que enseñamos, y cómo lo enseñamos, a las características personales de los alumnos); la autonomía de los alumnos (cuanto mayor número de alumnos autónomos tengamos más tiempo podremos dedicar a aquellos que requieran o precisen más de nuestra ayuda, es decir, los menos autónomos); y por último, la estructuración cooperativa del aprendizaje (estructurar la clase, de manera que el profesor no sea el único que dirija la clase, sino que también los alumnos mediante el trabajo cooperativo se enseñen unos a otros mutuamente).
En relación a esto, cabe destacar el Index for Inclusion, que es una herramienta que cuenta con numerosos recursos materiales que facilitan el desarrollo de la escuela inclusiva en los centros educativos. Este material lo que hace es motivar a los docentes a la hora de crear nuevas iniciativas de trabajo y compartirlas con los demás, de tal forma que puedan valorar y observar las grandes posibilidades que pueden existir para conseguir una inclusión educativa. Este proceso se divide en cinco etapas que se han de seguir por los diferentes miembros del equipo docente, una vez realizadas estas, se volverían a repetir para poder así corregir los posibles errores y aspectos a mejorar que se puedan dar.

Por ello, considero que la formación del docente es imprescindible, y nos permite evolucionar como personas, y adaptarnos no solo a las necesidades e intereses del alumnado, sino a las exigencias del mundo en que vivimos. Por ello, es conveniente contar con profesores correctamente formados, que sepan llevar a cabo prácticas verdaderamente inclusivas y que corrijan desde el principio, la mala costumbre de ver las diferencias como algo malo.

Otro de los aspectos fundamentales para que se lleve a cabo la inclusión es la familia. Ésta juega un rol muy importante en la educación de sus hijos, por lo que debe predominar una buena comunicación y entendimiento entre la familia y la escuela. Es importante una atención temprana correcta y se debe actuar desde los primeros indicios que tengamos sobre algún tipo de problema para ponernos en contacto con los especialistas correspondientes. Nosotros, como docentes, tenemos el deber de  mantener un constante contacto con las familias, sirviéndoles de ayuda y orientación en todo aquello que sea posible.

Todos estos cambios deben afectar al entorno más cercano del niño, que en este caso es el centro. En él,  todos los integrantes de la comunidad educativa deben generar un ambiente adecuado, en el que los niños se sientan queridos y pertenecientes al grupo, ambas condiciones imprescindibles para que se produzcan aprendizajes significativos.

Por último, quisiera destacar algunos modelos de aprendizaje  que considero muy útiles para llevar a cabo en los centros educativos, para conseguir crear una escuela inclusiva y de calidad. Por ejemplo  el Programa Roma, que se centra en una metodología basada en los agrupamientos, donde se trabaja por proyectos de investigación y que está centrado en el alumno como persona dentro de un grupo social. Este programa se puso en marcha con personas con síndrome de Down y se obtuvieron muy buenos resultados ya que busca cambiar el pensamiento de la sociedad, valorando a cada sujeto como personas con derechos de igualdad de oportunidades y valores. Otro de ellos que me ha llamado mucho la atención ha sido, el  Programa MUS-E, basado en el fomento de las artes plásticas, escénicas y musicales. Este programa basa sus principios en la integración de dichas artes dentro de la escuela, fomentando la creatividad, la tolerancia y el respeto por todas las personas del centro.


Como conclusión, quisiera terminar diciendo que bajo mi punto de vista una escuela inclusiva sí es posible, si contamos con el suficiente interés y los suficientes medios. Sin embargo, creo que la sociedad carece de la suficiente información y conocimiento acerca del tema de la inclusión. Para ello, es necesario concienciar a la sociedad de la situación que se está viviendo, para que entre todos podamos buscar soluciones y recursos que nos lleven a este modelo de educación tan beneficios para las futuras generaciones.

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