Tras haber analizado los
textos de Echeita, G. (2006) y García Pérez Clabuig, M. (2015), creemos que la
mejor forma de definir la inclusión es como un proceso educativo que permite
dar respuesta a todos los alumnos con independencia de sus necesidades,
ofreciendo una educación de calidad para todos y que se adapte a las
necesidades de cada uno.
Por otro lado, creemos
convenientes una serie de factores para que se de la inclusión. Teniendo en
cuenta que la inclusión educativa, parte de la necesidad de eliminar las
barreras para el aprendizaje y de facilitar la participación de todos los
alumnos, se requiere un sistema político
serio y comprometido a impulsar cambios a favor de un sistema de educación
inclusiva, así como crear un único presupuesto que englobe las necesidades de
todos los estudiantes.
Además, es necesario promover
el derecho de la igualdad a la educación ordinaria, realizando los ajustes
necesarios para que todos los alumnos puedan alcanzar su máximo desarrollo en
relación a sus necesidades y capacidades (Del Campo, 2012).
También se necesitaría establecer
unos principios basados en la igualdad y la no discriminación, ya que un pilar
importante de la educación inclusiva, es no juzgar.
Es importante dar la
oportunidad y acudir a un centro escolar donde poder empezar a aprender las
competencias básicas que aseguren una
vida adulta con dignidad (UNICEF, 2000).
Por último, es fundamental
tener una visión de la educación mucho más amplia para conseguir ver que la
educación es un derecho humano elemental y que todos debemos ser partícipes en
la mejora de ésta.
No es hasta que se
aprueba la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de
Octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), cuando se hace
posible la existencia real de la inclusión, ya que pone como norma la
escolarización ordinaria de los alumnos con necesidades educativas especiales,
previa evaluación psicopedagógica y dictamen de los equipos de orientación
(Toboso y otros, 2012).
Para llevar a cabo la
educación inclusiva tenemos que tener en cuenta, que es necesario implicar a
todos los sectores educativos, promover una participación efectiva de todos los
implicados y fomentar la pedagogía inclusiva.
También tenemos que llevar
a cabo una buena formación del profesorado y otros profesionales de la
educación, para potenciar la inclusión y participación del alumnado con mayores
dificultades en las aulas y las actividades ordinarias (Toboso y Otros, 2012).
Es importante que se
produzca un cambio en el diseño curricular que promueva el uso del aprendizaje
cooperativo para todas las actividades académicas así como la utilización de
estrategias de enseñanza colaborativa, entre el profesorado y entre los
alumnos.
Fomentar y promover la
implicación de las familias en la vida de los centros y en los procesos de
planificación y desarrollo de la educación, es un aspecto primordial así como
la financiación del sistema educativo, de tal forma que sirva para atender a
todas las personas y cada una de sus necesidades.
Apostar por el trabajo a
través de grupos interactivos de aprendizaje, en los cuales se acelere y
potencie el aprendizaje de quienes se encuentren en desventaja con la ayuda y
participación de todas aquellas personas que quieran colaborar con el centro
para conseguir sus objetivos, y de esta manera transformar las dificultades en
posibilidades (Freire, 1997).
Por todo lo anterior,
pensamos que el ideal de la escuela inclusiva sería el de un lugar en el que
todos sus miembros, tanto alumnos como adultos se sintieran acogidos,
importantes y valorados en su comunidad educativa; y donde nadie, por aprender
de una forma u otra o por tener unas características u otras, se situara por
encima o por debajo de los demás, y dónde todos aprendieran lo máximo posible
en relación a sus intereses capacidades y motivaciones.
Una idea que queremos destacar de
los textos es la de situarnos ante la perspectiva de que no hay un patrón o
modelo fijo para una educación inclusiva, sino que estamos frente a “escuela en
movimiento” (Ainscow 1999), y que los alumnos tienen ante sí un viaje hacia la
mejora de su capacidad de responder a la diversidad, viaje que nunca termina.
Por
otra parte, queremos resaltar que lo que de verdad importa es intentar ser la
mejor persona que puedas ser y tener gente que te acepte tal cual eres con tus
fortalezas y debilidades, de tal forma que veamos las diferencias como nuevas
oportunidades de aprendizaje.
Finalmente,
y partiendo de todos estos conceptos , nos preguntamos: ¿Se está llevando a
cabo una educación inclusiva hoy en día?, ¿Podremos llegar a conseguir una
educación inclusiva en el futuro?, ¿Es posible una concienciación de la
sociedad para llevar a cabo este tipo de educación?
“Elijo no poner “dis” en mi capacidad-
Robert M Hensell”
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