martes, 7 de marzo de 2017

Reflexión de los textos de Echeita, G. (2006) y García Pérez Clabuig, M. (2015),


Tras haber analizado los textos de Echeita, G. (2006) y García Pérez Clabuig, M. (2015), creemos que la mejor forma de definir la inclusión es como un proceso educativo que permite dar respuesta a todos los alumnos con independencia de sus necesidades, ofreciendo una educación de calidad para todos y que se adapte a las necesidades de cada uno.

Por otro lado, creemos convenientes una serie de factores para que se de la inclusión. Teniendo en cuenta que la inclusión educativa, parte de la necesidad de eliminar las barreras para el aprendizaje y de facilitar la participación de todos los alumnos,  se requiere un sistema político serio y comprometido a impulsar cambios a favor de un sistema de educación inclusiva, así como crear un único presupuesto que englobe las necesidades de todos los estudiantes.

Además, es necesario promover el derecho de la igualdad a la educación ordinaria, realizando los ajustes necesarios para que todos los alumnos puedan alcanzar su máximo desarrollo en relación a sus necesidades y capacidades (Del Campo, 2012).

También se necesitaría establecer unos principios basados en la igualdad y la no discriminación, ya que un pilar importante de la educación inclusiva, es no juzgar.

Es importante dar la oportunidad y acudir a un centro escolar donde poder empezar a aprender las competencias básicas que aseguren una  vida adulta con dignidad (UNICEF, 2000).

Por último, es fundamental tener una visión de la educación mucho más amplia para conseguir ver que la educación es un derecho humano elemental y que todos debemos ser partícipes en la mejora de ésta.

No es hasta que se aprueba  la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de Octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), cuando se hace posible la existencia real de la inclusión, ya que pone como norma la escolarización ordinaria de los alumnos con necesidades educativas especiales, previa evaluación psicopedagógica y dictamen de los equipos de orientación (Toboso y otros, 2012).

Para llevar a cabo la educación inclusiva tenemos que tener en cuenta, que es necesario implicar a todos los sectores educativos, promover una participación efectiva de todos los implicados y fomentar la pedagogía inclusiva.

También tenemos que llevar a cabo una buena formación del profesorado y otros profesionales de la educación, para potenciar la inclusión y participación del alumnado con mayores dificultades en las aulas y las actividades ordinarias (Toboso y Otros, 2012).

Es importante que se produzca un cambio en el diseño curricular que promueva el uso del aprendizaje cooperativo para todas las actividades académicas así como la utilización de estrategias de enseñanza colaborativa, entre el profesorado y entre los alumnos.

Fomentar y promover la implicación de las familias en la vida de los centros y en los procesos de planificación y desarrollo de la educación, es un aspecto primordial así como la financiación del sistema educativo, de tal forma que sirva para atender a todas las personas y cada una de sus necesidades.

Apostar por el trabajo a través de grupos interactivos de aprendizaje, en los cuales se acelere y potencie el aprendizaje de quienes se encuentren en desventaja con la ayuda y participación de todas aquellas personas que quieran colaborar con el centro para conseguir sus objetivos, y de esta manera transformar las dificultades en posibilidades (Freire, 1997).

Por todo lo anterior, pensamos que el ideal de la escuela inclusiva sería el de un lugar en el que todos sus miembros, tanto alumnos como adultos se sintieran acogidos, importantes y valorados en su comunidad educativa; y donde nadie, por aprender de una forma u otra o por tener unas características u otras, se situara por encima o por debajo de los demás, y dónde todos aprendieran lo máximo posible en relación a sus intereses capacidades y motivaciones.

            Una idea que queremos destacar de los textos es la de situarnos ante la perspectiva de que no hay un patrón o modelo fijo para una educación inclusiva, sino que estamos frente a “escuela en movimiento” (Ainscow 1999), y que los alumnos tienen ante sí un viaje hacia la mejora de su capacidad de responder a la diversidad, viaje que nunca termina.

         Por otra parte, queremos resaltar que lo que de verdad importa es intentar ser la mejor persona que puedas ser y tener gente que te acepte tal cual eres con tus fortalezas y debilidades, de tal forma que veamos las diferencias como nuevas oportunidades de aprendizaje.

        Finalmente, y partiendo de todos estos conceptos , nos preguntamos: ¿Se está llevando a cabo una educación inclusiva hoy en día?, ¿Podremos llegar a conseguir una educación inclusiva en el futuro?, ¿Es posible una concienciación de la sociedad para llevar a cabo este tipo de educación?

“Elijo no poner “dis” en mi capacidad- Robert M Hensell”

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